jueves, 19 de febrero de 2015

De como dejar hitos para conocer el camino de vuelta a casa


¿Has escuchado alguna vez o has leído el cuento de Pulgarcito?... uf, ahora no te lo voy a contar pero sí me gustaría recordarte una de las escenas del cuento:


... para volver a casa, Pulgarcito dejaba caer en el camino miguitas de pan, que, muy bien les vinieron a los pajaritos que se las comieron. De su error aprendió Pulgarcito y la segunda vez, dejó caer piedrecitas que ningún pajarito comió



Y ¿a que viene esto? como siempre de una situación en el aula que se repite muy a menudo y a la que los profesores debemos responder: de cómo no perderse en la resolución de un problema.

Centrémonos: problema a resolver de física o química de primero o segundo de bachillerato. Un enunciado enorme, o al menos, muchos apartados que necesitan de cálculos previos. La situación es típica: los alumnos se pierden en el segundo apartado, no se acuerdan, o lo que es peor, ni siquiera relacionan el cálculo realizado con la necesidad de datos del siguiente apartado.... Total, acabamos perdidos en un problema que bien estructurado no resultaría tan intrincado. 


Es en ese momento cuando me viene a la cabeza el cuento de las miguitas de pan.... si alguien se come las miguitas que dejamos como referencia es porque no son referencias sólidas y válidas para resolver el problema, el camino no está suficientemente marcado... no se ha elaborado un mapa consistente del problema a resolver.

¿Cómo podemos ayudar a construir esa referencia que los alumnos necesitan para resolver el problema?

Bueno, la respuesta no va a ser la panacea, como nada en esta vida, pero sí hay un camino: construir conocimiento general que pueda ser particularizado.

Y suena raro, porque en realidad parece ser que parte del conocimiento se construye al revés, es decir, aprendemos a base de ejemplos que después conseguimos generalizar. Un ejemplo lo aclara: 

... imaginemos un niño con una pelota azul. La deja caer. Supongamos el niño con una pelota roja con las mismas características que la azul. La pelota se comporta igual... si ahora la pelota fuese amarilla...el niño seria capaz de predecir como se comporta la pelota.... Así pues, todas las pelotas de la mismas características se comportan igual. Generalizamos. 

Pero, ¿cómo hacemos que se aprenda con el proceso contrario?

La idea reside en comenzar a resolver el problema por la idea más general que se conozca. 

Y llegados a este punto, es cuando mis alumnos empiezan a odiarme, porque a pesar de que a fuerza de repetir se aprenden las respuestas, el comienzo reside en la teoría, las leyes, los principios que son los que aseguran que aplicados correctamente llevarán a la resolución del problema.

Y no queda aquí la cosa, porque aun no he descubierto ni quien ni cuando ni como, pero los alumnos que llegan a mi clase por primera vez están convencidos que la física consiste en resolver problemas aplicando fórmulas. Y siempre llega la pregunta a las puertas del primer examen: “¿la teoría entra?” 

Pues sí, la teoría es lo único que realmente entra, lo único que al fin y al cabo nos ayuda a resolver el problemas desde la generalidad del principio, ley, teoría que apliquemos hasta llegar al dato más particular del problema que tengamos entre manos. La piedrecitas que ningún pajarito se comerá dejándonos sin camino de vuelta.